Nunca podríais imaginar como era su casita.
Acogedora, calentita... Llena de suaves alfombras que invitaban a caminar descalzo.
Por supuesto una preciosa chimenea donde calentar el té y tostar el pan por las mañanas.
Un viejo sillón blandito, cubierto por aquí y por allá de pequeños retales donde habia aparecido algún pequeño agujero.
Una de las paredes era la biblioteca. Llena de libros. Repleta.
Al fondo una camita. Espojosa. El colchoncito lleno de plumas y las sábanas almidonadas y con un suave olor a lavanda.
Allí vivía nuestra preciosa hadita...
¿Podéis imaginar ahora cómo era su casita?



Besos y palomitas dulces en cucuruchos de colores,
Casiopea ♥